El eterno Dios Supremo

El cielo y la tierra son como un tablero de ajedrez, los seres vivos son las piezas. En este mundo de engaños, amor, odio, amistad y separación son solo piezas entrelazándose y colisionando dentro de las reglas preestablecidas. Dado que no podemos escapar de esto, declararé mi supremacía eterna. En la vasta tierra de los Nueve Cielos, en esta era final, la energía espiritual escasea, los tesoros celestiales son raros, y para aquellos que desean ingresar al camino marcial y convertirse en destacados guerreros, es tan difícil como escalar el cielo. Ni hablar de alcanzar la cima de los guerreros, el reino de los santos. En este momento, una amenaza oscura se manifiesta, con fuerzas oscuras sembrando el caos, saqueando ciudades y aniquilando naciones. La supervivencia de la raza humana se ve amenazada. En este contexto, innumerables sectas y facciones luchan por recursos, se atacan mutuamente, y la matanza no tiene fin, con lamentos resonando en toda la tierra.